Como una canción aún sin
acabar,
te
repites en mi mente de forma intermitente.
Tú,
la musa de mi música,
por
tus vaivenes me dejo llevar.
Como
si este mundo fuera a terminar
tú
me besas con la fuerza de quién sabe qué tendrá.
Muy
medidas y contadas ocasiones
de
hacer de ese beso algo habitual.
Sobrevivo
a base de viejas historias
incompletas
que no acaban por el miedo a terminar.
Oyendo
tu voz en cada voz extraña ,
impregnando
con tu esencia mis pasiones, mi verdad.
//
Tú, la luz que apaga todos mis temores
el
lápiz que me escribe las canciones,
la
estrella que me sigue adonde voy.
Tú,
la suerte que besó mi libertad,
las
letras con las que aprendí a cantar,
tu
ritmo es el que marca mis latidos //
Con
las manos aún inquietas pienso en ti,
pues
te tuve entre mis brazos y otra vez te has vuelto a ir.
Indelebles
son los surcos de tus dedos
que
han marcado ya mi piel y mi pasión.
Lúchame
con besos, déjame ganarte.
Reinventarnos
a la vez será cuestión de práctica.
Bebe
de la sed que siento al admirarte,
muérdeme las
ansias pero sin cansarte.
Y
a veces nos prestamos las cosas de valor
y
nos intercambiamos mientras que hacemos el amor
el
alma entre las manos,
y
entre los labios los tequieros los que adornan las paredes
de
este cuarto al que me escapo a veces.
TÚ
LA LUZ QUE APAGA TODOS MIS TEMORES,
LAS
LETRAS CON LAS QUE APRENDÍ A CANTAR.
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