04 abril, 2016

Yo era una tarde de invierno,
nostalgia y ceniza en la cama,
los restos de un incendio provocado,
las ruinas que quedan cuando un castillo
es asaltado
sin piedad,
un poema cansado en forma de papel arrugado
en la papelera de una oficina gris.
Tú eras un paseo por el campo en un día de Marzo,
el olor a caricia sobre hierva recién cortada,
el abrazo de bienvenida en la terminal vacía de un aeropuerto,
la hora del recreo,
la tarde del viernes,
la vuelta a casa después del trabajo,
un sábado por la noche,
el polvo de reconciliación de todas esas discusiones
que en el fondo solo son excusas para encontrar
nuevas formas de quererse,
esas eran nuestras credenciales mucho antes
de presentarnos.
Entonces un día de Otoño
sin cartas y sin manga cautelosa
te acercaste a mi con esa ternura
que solo tienen las personas que saben amar
me lamiste la tristeza
y nevaste sobre mi espalda tiroteada,
llenaste mi almohada de buenas noches
y mejores sueños al descansar tu cabeza sobre ella,
empece a acompasar mi respiración a tus latidos
y la música empezó a tener sentido.
Un tiempo después,
una mañana de esas en las que el Polo Norte
se concentra en toda la ciudad,
te observé descansar agotada y en paz
sobre mi cama
mientras escuchaba llover a través de la ventana.
Y de repente, perdí el frío.
y mirarte fue el deshielo,
te contemplé y vi como se reconstruía
la primavera en mi vida,
las cuatro paredes de mi habitación
se abarrotaron de esas margaritas que solo saben
decir que si.
Me miraste y te pregunté ¿qué has visto en mi?

-Una flor
en medio de un campo en ruinas- .

Contestaste tú.

-Elvira Sastre

11 marzo, 2016

Hay personas...

Hay personas que con sólo mirarte te descalzan, te desnudan. 
Vulnerabilidad dirán unos; otros, que cuando más puros somos. 
Hay personas rascacielos, que te llevan a lo más alto cuando acabas justo de caer.
Otras, con sólo tocarte, curan heridas que llevan años sangrando.
¿Lo más bonito? Lo hacen sin que te des cuenta, igual que cuando, a pies juntillas, me robas un beso.
Hay personas lluvia, que limpian: capaces de pintar el día más gris.
Otras personas que son máquinas del tiempo: puedes estar hablando horas con ellas que se te pasarán como minutos. 
También tendrán los trucos necesarios para que, al contarte una historia, puedas sumergirte en sus sentimientos.
Hay personas valientes, de las que apuestan todo por otras, sin miedo al fracaso.
Se tiran en picado, a cientos de metros sobre el suelo. ¿Qué da más vértigo que querer?
Otras personas son paz: con tan solo mirarlas te reconfortan, te llenan de vida.
Hay personas capaces de sacar lo mejor de uno mismo, siendo luceros constantes de nuestros pasos.
También hay personas que son estrellas fugaces permanentes, con las que puedes estar pidiendo deseos toda la noche que harán lo posible para hacerlos realidad para ti.
Amor, también hay personas que son amor. Poseen la habilidad de enamorarte con el más mínimo esfuerzo. No tienen más que ser ellos mismos.

Luego estás TÚ. Sí, tú... que tienes un poquito de todos esos tipos de personas.
Y luego estoy yo... que no he podido tener más suerte.