28 noviembre, 2010

Ayer soñé. Fue tan real, que creí no estar soñando. Por un momento, creí que volaba contigo. Éramos unos héroes, o eso me parecía a mí. Luchábamos sin capa, sin súperpoderes y sin ningún otro objeto sacado de película, como esas norteamericanas de acción con onomatopeyas sonando cada medio segundo. En el atolondrado sueño, me sentí como siempre había querido. Imaginé que me querías, te adueñabas de lo que más quería y lo cuidabas. Mis entrañas, sentimientos, mis vísceras y... y mi órgano más importante era tuyo. Mi ser no tenía secretos para tí. Éramos uno. Te dije todo lo que sentía. Repetí hasta la saciedad que te quise, te quiero y siempre, siempre, te querré. Eternamente serás parte de mi vida, algo importante que me cambió. Me hiciste más fuerte, más valiente e hiciste que valorara todo lo que tenía. ¿Sabes? Me encanta ese lunar que tienes en la mejilla, la nariz respingona y esos ojos hechos para reflejarse en ellos. La forma en la que miras me enamora cada día. Tus bromas, son lo mejor de un mal día y las sonrisas que dejas volar por el aire que respiro. Cariño, como te repito cada día... Te quiero, con toda mi alma.

23 noviembre, 2010

y sí, lloré...

Lloré sin querer... queriendo. No quise, de verdad.
Cerré lo ojos en un intento de no delatar las lágrimas que después cayeron al abrirlos. Empezaron a caer, sin cesar... una, dos, tres. Se acababa de formar una catarata inmensa, llena de dolor y sufrimiento que intentaba no mostrar por el hecho de llorar, que significaría debilidad por mi parte.
Veía un precipicio donde otros veían una simple bajada, escarpada pero seguía siendo bajada.

15 noviembre, 2010

Nadie me dijo como hacer las cosas. Nadie me dio consejos, ni estuvo allí cuando más lo necesitaba. ¿Qué más da?, mejor aún ¿Qué más te da a tí? Si me equivoqué ya da igual, lo hice; incorrectamente, quizás.

11 noviembre, 2010

Quiéreme

Y me quedo ahí sentada, sola. Viendo como te vas a lo lejos, dejándome sin apenas palabras con las que expresarme. De nuevo, vuelves a dejarme sin brújula alguna con la que orientarme y sin ganas de volver a intentarlo. Pero... te quiero. Sin lugar a dudas he luchado, sacado esto adelante y quiero seguir haciéndolo. Masoquismo, piensan algunos. Sólo quiero que me prometas que no vuelvas a hacer lo que siempre haces. Quiéreme y trátame como lo hago yo contigo. Créeme, confío en tí. Nadie dio nada por nosotros, pero yo quiero enseñarles que no nos hemos equivocado.

06 noviembre, 2010

No hizo falta olvidar nada

Me prometí a mí misma que no me autodefraudaría, y lo hice. Llegué a hacerlo, por tí. Me arrastré mil veces, lloré otras cuantas y te quise, te quise sin pausa, con ansias locas. Te quise, sí; me arrastré, también; ¿que me arrepiento? Nunca. Porque arriesgué todo lo que tenía por algo que de verdad quería, por algo que sentía con tanta intensidad y locura que era inevitable hacerlo. Me siento orgullosa de lo que hice, pues ahora puedo decir que te quise y te quiero, que no hizo falta olvidar nada. Que te tengo conmigo, a salvo.

04 noviembre, 2010

Jamás alguien me había hecho tan feliz

La vida es el conjunto de pequeñas cosas que nos hacen felices. ¿Sabes que es lo que más me gusta? Oler a tí, porque significa muchísimas cosas. Representa que hemos estado juntos, que me has abrazado, me has hecho tuya, como un día te pedí. Jamás y repito, jamás alguien me había hecho tan feliz. Siendo tú mismo, sencillo. Eres lo que siempre había soñado y lo he encontrado, por fin. Jamás había besado a alguien y haber sentido tantas cosas a la vez, nunca nadie en cualquier sitio me había hecho sentir tan cómoda como me haces sentir tú, en absoluto me habían hecho saltar de felicidad. Es que eres tú, simplemente. Ignoro la suerte que tengo, ignoro la cara de estúpida que llego a tener al hablar de tí... sólo sé que esto es verdadero y lo quiero vivir junto a tí.

02 noviembre, 2010

Siento...

Siento que, quiero vivirlo todo contigo. Las risas, los llantos, las alegrías y todos los malos momentos... y sí, me conoces y lo sabes mejor que yo. Sabes que me encanta que me besen en el cuello, que me acaricien, que no sólo se quede en un simple beso, que haya algo más allá. Quiero, quiero vernos todos los días, estar contigo minuto a minuto... viviéndolo juntos. Ver una película de acción, de las que te gustan a tí, con palomitas y pizza: el plan perfecto. Sé que lo haces, pero por decir te quiero más a menudo, no pasa nada. De todas formas, por fin sé que he encontrado al adecuado. Presentimiento, supongo. Te miro y veo sentimientos, sufrimiento también, pero sobre todo un cuento en el que los dos somos los protagonistas y en el que tenemos que escribir el desarrollo de la historia. Sólo te pido que cojas bolígrafo y papel, mucho papel... este cuento va para largo.