08 agosto, 2010

El juego del amor

Todo comenzó cuando empezamos a amarnos lejos del mundo, apartados de todo aquello. Hacíamos que el azar nos guiara, como cuando tiras los dados y dejas que el destino los guíe hasta que señalen un número aleatorio. Pero cuando menos lo esperaba me cogiste las cartas, me las robaste cuando no miraba. Me defrauste. Hiciste trampas en el juego del amor. Sólo nosotros sabíamos las reglas y nos las sabíamos muy bien. Nosotros mismos las habíamos puesto. Aquella mala jugada hizo que perdieras el juego... y sobretodo a mí. En el juego del amor no se hacen trampas y si se hacen, se pagan. Todo acabó cuando vimos que cada gota de esperanza que se caía se esfumaba antes de caer al suelo. Quizás si hubiéras jugado bien tus cartas habrían cambiado las cosas en el juego, en nuestro juego.

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