26 noviembre, 2013

Tú, mi tormento

Tu recuerdo se ha convertido en un fantasma que me atormenta las noches. Se cuela bajo mis sábanas y se desliza por mi cuerpo, sigiloso, hasta llegar a la altura de mi clavícula donde me besa como me besarías tú. Recorre mis poros y los esquiva con los ojos cerrados, conociéndolos como si él mismo los hubiera diseñado. Juega con mis manos, las dibuja con trazos finos y delicados, las inspecciona y las compara con las suyas. Y las besa, despacio y sin prisas. Lento, apaciguado como cuando me hace el amor. Pero solo es tu recuerdo porque sigues sin estar. Y lo cambiaría, créeme que lo haría. De un golpe invertiría la gravedad y haría que la luna se bajase para ti. Pero no basta con que te lea mil poemas y escriba canciones a la nada si no harías lo mismo por mi.
El espectro me domina los pensamientos, los movimientos. Tiene mis sentimientos aferrados a su espalda y parece no querer deshacerse de ellos.
Vete, por favor. Vete si no vas a volver, aunque con todas mis fuerzas desee que regreses.

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