06 enero, 2014

Me fundo en tu cuello y tu perfume no hace más que quedarse impregnado en mi nariz durante días. Y me gusta, sabes que es así. Tus labios y los míos parecen haber sido hechos a medida para estar juntos, así como mis manos que se complementan tan bien con las tuyas, como si de un boceto se tratase. Como si de un proyecto de la alta arquitectura fuera.
Iré coleccionando cada parte de ti para hacerlas tan mías como tuyas y haré de la lírica un puente entre tus pensamientos y los míos. Esbozaré tantas líneas como quieras a lo largo de tu espalda con la yema de mis dedos y me emborracharé por sobredosis de ti. Te drogaré con la sustancia más buscada de todas, que no se compra con dinero ni sencillamente se encuentra.
Me acaricias el cuello y tocas mi alma. Respiras en él y me abandono a ti y me quedo a la deriva de tus besos quebrados. Me abrazas y el mundo pierde su nombre. Llego, y te beso cada trozo de piel que quedó frío sin mi aliento. Y pintar, pintar cada mañana tus caderas de sabor a madrugada.
Porque solo deseas dormir en mi boca y yo que sueñes dormida a mi lado.
Quiero construir un castillo donde cuidarte y colocar con cariño, cada ladrillo. Formar parte de tus alegrías y celebrarlas contigo cada día, así como levantarte hasta lo más alto cuando caigas. Y Cuidarte, siempre cuidarte.

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