19 agosto, 2014

El ser humano es tan extraño como extraordinario. Cree saber qué quiere y qué necesita. Cree tener cosas que no posee y aspira a situaciones que cuando consigue, cree que no es merecedor de ellas. Que todo es un sueño y que no es posible haber alcanzado todo aquello que un día le quitó el sueño por conseguirlo. Pero es así, logramos labrar ese deseo para que cuando lo tenemos en nuestras manos pensamos que no somos merecedores de ello. Que tarde o temprano se esfumará y lo que es peor, no disfrutamos del momento ni de las alegrías que ello supone. Qué triste. Qué raros somos.

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