No hay conversación de mi boca en la que no salgas tú y me brillen los ojos, se me encoja el estómago y un escalofrío me recorra la espalda como si me estuvieras rozando en ese momento.
Y es que me encanta hablar de ti, amor, y contar lo feliz que me haces.
No me canso de decirte que te quiero como si en ese mismo instante el mundo se acabara y terminase mirándote como nunca he mirado a nadie.
Solo deseo que te quedes a mi lado...
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