17 marzo, 2014

"Sin ella, sin tu musa, no eres nadie, poeta."

Ahora soy capaz de tirarme
por el precipicio más grande
con los ojos cerrados,
a pies juntillas
y esas ganas de besarte cada mañana.

Chillo tu nombre,
y créeme cuando te digo:
se dibuja en mi cara
la sonrisa más sincera.

Dejo de tener miedo a las alturas
y hago el acto más valiente
después de aquel en donde
por primera vez,
te besé.

Y grito,
grito de nuevo tu nombre con fuerzas.

Quizás suene suicida
pero qué mas da
si al final del abismo estás tú.

Me has matado.
Sí, a esa chica triste
que escribía cosas tristes
en sitios tristes con gente triste.

Y es que ahora solo sueño,
sueños en los que estas tú,
mi cama y no sé qué del amor.

Cariño,
te prometo que algún día
soñaremos en la misma almohada.

Puede que haya perdido,
un poco pero solo un poco,
algo de mi sur y parte de tu norte.
Tú ya sabes...

Porque... qué no sabes ya de mí.

Has creado el puzzle
y suena estúpido pero...
creo ser parte de él.

Y tú, mi pieza favorita.

Tan solo déjame juntar
tus piezas sueltas
y así,
devolverte el favor:

Recompones cada pedazo perdido de este corazón.



No hay comentarios:

Publicar un comentario