Ahora soy capaz de tirarme
por el precipicio más grande
con los ojos cerrados,
a pies juntillas
y esas ganas de besarte cada mañana.
Chillo tu nombre,
y créeme cuando te digo:
se dibuja en mi cara
la sonrisa más sincera.
Dejo de tener miedo a las alturas
y hago el acto más valiente
después de aquel en donde
por primera vez,
te besé.
Y grito,
grito de nuevo tu nombre con fuerzas.
Quizás suene suicida
pero qué mas da
si al final del abismo estás tú.
Me has matado.
Sí, a esa chica triste
que escribía cosas tristes
en sitios tristes con gente triste.
Y es que ahora solo sueño,
sueños en los que estas tú,
mi cama y no sé qué del amor.
Cariño,
te prometo que algún día
soñaremos en la misma almohada.
Puede que haya perdido,
un poco pero solo un poco,
algo de mi sur y parte de tu norte.
Tú ya sabes...
Porque... qué no sabes ya de mí.
Has creado el puzzle
y suena estúpido pero...
creo ser parte de él.
Y tú, mi pieza favorita.
Tan solo déjame juntar
tus piezas sueltas
y así,
devolverte el favor:
Recompones cada pedazo perdido de este corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario